Sí, después de las 2 horas de concierto no nos dimos cuenta. Lo he visto esta mañana en la prensa: Tom llevaba 2 relojes. 

Detras de su aire (y vestuario) de vagabundo, de Herman Monster, agitando los brazos, hipnotizando con sus gestos, seduciendo con su aura 'beatnik', casi tan poética y dramática como sus propias canciones: Tom llevaba 2 relojes.
Estuvo bien. Faltó algo de comunicación y calor para que fuera verdaderamente perfecto, pero estuvo genial.
'Down in the hole' y 'All the world is green', Tom va a piñón fijo, sin parar, canta perruno, su voz se oye como un trueno y la banda le acompaña bien. "God's away on bussiness' y su rítmico estribillo elevaron el tono.
Se sentó al piano y, solo con el contrabajista, tocó 'You can never hold back spring' y 'On the nickle'. Después 'Innocent when you dream' pidiendo a todos que le acompañaran, pero la gente estuvo tímida y floja, Waits repitió el estribillo cuatro veces, agitó las manos, apuntó con el micro hacia las butacas... y no logró más que arrancar un tembloroso murmullo de un público aún extasiado ante la deidad, ignorante de la letra o quizás despistado sin más. 

También perreó 'Lie to me' con voz áspera y cabrona. 'Clap hands', 'Lucky day' con su aire ferial, y 'Hoist that rag', genial, con los dos hijos de Waits aporreando las percusiones y el público por adorando a Dios, como si de una celebración religiosa se tratara. 'Dirt in the ground'.
'Come on up to the house' y 'November' y el final con 'The day after tomorrow'. Y nosotros estuvimos allí.